Información y debate sobre temas actuales de arte, cultura y religión.

El arte tiene materia y forma pero sobre todo una forma material artistica.

Donde se den cita reflexiones y opiniones desde distintos puntos de vista.

El arte es lo más bello que existe y Dios es el primer artista... su gran obra es la vida.

miércoles, 13 de abril de 2011

Una Lección Magistral.

La exposición realizada por la Junta de Cofradías de Semana Santa de Valladolid y de la que es Comisario el Profesor historiador y restaurador de Bienes Culturales D. Andrés Álvarez Vicente, es una clase espléndida sobre uno de los grandes desconocidos de la temática semanasantera: la imaginería ligera. Rara vez se ve reflejada, citada o nombrada en documentales o trípticos promocionales, y olvidada en los itinerarios turísticos. Quizá por los escasos ejemplos que han llegado a la actualidad, quizá por intereses particulares por parte de las hermandades y cofradías, lo cierto es  que ha caído casi en el abandono del panorama escultórico. Por una parte es entendible en la ciudad de Valladolid esta amnesia permanente dada la calidad de Los Grandes del XVI y XVII. Pero es de justicia mencionar este tipo de escultura de bajo presupuesto y muy maltratada en las cofradías por la fragilidad de su composición y material. La muestra es el mejor homenaje que se le ha hecho a esta escultura a día de hoy. Las telas encoladas, el papelón o la pasta de maíz son los elementos básicos que componen esta tipología escultórica que invitan al espectador a contemplarlas puesto que su carácter procesional marca sobremanera a estas piezas.

Recuperar este tipo de patrimonio no es fácil por la delicadeza de su tratamiento en materia de restauración, pero más aún el recopilar una serie de esculturas todas ellas de una calidad evidente que completan una visión general al visitante de lo que podía tratarse esta clase de imaginería ligera. Desde aquí os invitamos a todos a visitar la exposición, que es sin ninguna duda asistir a una Lección Magistral.

CICLO DE CONFERENCIAS. SEMANA CULTURAL DE FELIPE II. Colegio El Pilar de Valladolid.

martes, 22 de febrero de 2011

Es posible el arte religioso actual

La respuesta es rotunda a la vez que breve, sí. Existen manifestaciones artísticas en nuestros días que merecen la contemplación y el consecuente deleite estético por parte del espectador que experimenta una sensación que le eleva a otro nivel, de difícil explicación. Y que conmueven al creyente ayudándole a la oración.





Sin entrar en la fe, que es don de Dios, se puede constatar algunas obras contemporáneas de Arte, con mayúscula, que no ofrecen duda alguna de su extraordinaria calidad. No me refiero a las “imágenes escultóricas” procesionales semanasanteras de última hechura que han tenido la suerte y dicha de incluirse dentro del repertorio escultórico de las procesiones compartiendo escenario con las majestuosas de Fernández, sino a otras que desde el silencio y el cuasi anonimato de sus autores, serán valoradas en un futuro, sin caer en el pozo del olvido de la historia. Pero este guirigay, no compete ahora.



Me refiero a estas últimas obras de calidad tan distinta y que en las artes visuales son ejemplos de un arte tremendamente conmovedor, evangelizador y con un espíritu apostólico. Estoy hablando concretamente de un mural que tuve la oportunidad de visitar y contemplar detalladamente hace unas semanas en la capilla mayor de las Hermanas Agustinas del Monasterio de La Conversión en Becerril de Campos (Palencia). Está realizado por una de ellas, la Hna. Francis. A primera vista, a los vallisoletanos no nos suena el nombre de esta monja-artista, sin embargo todos tenemos en mente una obra suya de pintura difundida en estampas y carteles por todos los rincones de nuestra diócesis. Se trata del tapiz del Padre Hoyos que se presentó en la Beatificación, obra de esta creadora.



Con motivo de la Pascua 2010, en el ábside de la capilla del monasterio palentino la Priora encargó la obra a la Hna. Francis, quien en tan solo tres días diseñó y acabó la magnífica obra. Se trata de una pintura mural, realizada con pintura acrílica, de tipo narrativa que trata la parábola del Hijo Pródigo (Lc 15, 11-32) enlazado con la fiesta eucarística. La destreza artística queda de sobra demostrada y se revela en un estilo tan distinto al empleado en el tapiz del joven beato jesuita. La obra tiene gran fuerza expresiva, influenciada por la pintura, hispanoamericana de la segunda mitad del s. XX de Oswaldo Guayasamín, en la que se aprecia una secuenciación de las escenas de gran formato y ofreciendo una similitud con las obras de La Edad de la Ternura, cuyo motivo principal es el abrazo de la Madre al Hijo, que sirve de inspiración a la joven artista en la escena principal en donde el padre se abaja para abrazar a su hijo arrodillado ante él. A mi juicio creo que la pintura de la Hna. Francis convive a la vez con los influjos magisteriales de la pintura de Rembrandt, tanto en el tratamiento de la temática como en la utilización de los colores. Me refiero a la narración del abrazo intenso de El regreso del Hijo Pródigo, obra de Rembrandt (1666-1669). La pintura contiene una carga teológica de gran peso que se expresa tanto por la utilización correcta del cromatismo distribuido en tonalidades frías o cálidas según sea pecado y gracia respectivamente, y por la representación de este tema, tan conocido y con tanta tradición reinterpretando las iconografías ya existentes y creando todo un mural de colorido vivo e intenso que invita al espectador (creyente o no) a la reflexión íntima de su vida. Es una obra original en su composición, sin estrambóticos efectismos. Innovadora y rejuvenecedora del tema, sin complicadas lecturas de ello. Cercana, reconocible y entendible por espectador, y no por ello estrictamente mimética.





Éste es un ejemplo de arte religioso actual, por lo que queda demostrada una vez más la compatibilidad de estos términos. Por lo tanto, es posible un arte, un arte religioso, un arte actual y un arte religioso actual.



Esculturas de R. Serra en el Gugghenheim de Bilbao

Esculturas de R. Serra en el Gugghenheim de Bilbao

ENCUESTA: ¿Se merece el artista Richard Serra el Premio Principe de Asturias de las Artes 2010?